domingo, 27 de enero de 2008

Exposiciones día 17/01/08

La primera exposición trataba un tema completamente nuevo en el proceso productivo mundial: La deslocalización industrial. Durante la primera mitad del siglo XX, el modelo taylorista y fordista de producción nunca hubieran podido imaginar que en un futuro no muy lejano un mismo producto se fabricaría por partes en distintos puntos del mundo, separados a veces por miles y miles de kilómetros entre sí.


La deslocalización industrial es un fenómeno intensamente relacionado con las Inversiones Extranjeras Directas, que posibilitan que en casi cualquier país del mundo una fábrica de casi “cualquier cosa” se instale para producir más barato. Porque es esa y no otra la razón de la deslocalización: reducir costes. En países con impuestos débiles o ineficaces, gobiernos corruptos, mano de obra barata y sin apenas demandas laborales, son condiciones que en occidente ya prácticamente no existen. Un caso bastante visual de los efectos que la deslocalización produce podemos verlo en las famosas “maquilas mejicanas”.


Pero no toda la deslocalización está impregnada de injusticias claras. Muchos casos de deslocalizacón han dado prosperidad y crecimiento a determinadas regiones. El caso de España durante los años 60, 70 y 80 son realmente significativos.


El FMI promociona mediante la retirada de medidas proteccionistas en los mercados nacionales el surgimiento de este tipo de fabricación. El mundo sin barreras económicas de ningún tipo es el mundo perfecto para fragmentar la cadena productiva y repartir sus partes allá donde se oferten mejores condiciones. Es el FMI uno de los precursores neoliberales de este tipo de modelos que reducen costes e imprimen así a los mercados una dinámica más competitiva.




La segunda exposición se centró sobre los recursos energéticos a nivel mundial. Mucha temática de ésta exposición tuvo que ver con la geopolítica con el petróleo y gas natural como arma. El caso de Rusia es el que más llama la atención, variando continuamente el precio de sus exportaciones según sean las medidas que los gobiernos de sus países cercanos y especialmente exsoviéticos tomen. Sudamérica es un caso con distintos ejemplos ya que son varios los Estados que poseen recursos fósiles energéticos. Uno de ellos es Venezuela, que aplica su fuerza como país petrolífero para luchar por un puesto hegemónico regional o, por lo menos, algo de protagonismo.


El Banco Mundial no posee actualmente un programa estable de promoción de energías renovables. En un momento en el que los combustibles fósiles anuncian su agotamiento con unos precios excesivos, una organización como la del BM debería promocionar otro tipo de fuentes energéticas para preparar al mundo ante el agotamiento del petróleo. Y es que personalmente creo que es un problema demasiado grande como para tratarlo tan a la ligera, no sólo a nivel institucional económico, sino a nivel ejecutivo estatal. España centra su producción energética básicamente en el petróleo (a parte de la energía nuclear y alguna que otra más) y no parece que haya un “plan” definido para variar esto a corto plazo. Hay que comenzar a prepararse para el cambio de rumbo energético, y el país que no lo tenga en cuenta es un país retrasado en ese sentido actualmente.

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